“Laudato Si” y Las Mujeres Maya Q’eqchi’

Quiero compartir mi experiencia con las mujeres Maya Q’eqchi’ con quienes hemos tenido varias formaciones sobre el “Laudato Si”, el cuidado de la madre tierra.

Esta experiencia ha sido para nosotras las hermanas, de un rico aprendizaje no solo personal y ecológico sino espiritual. Personalmente he ido comprendiendo la relación tan estrecha de la mujer indígena con la madre tierra y con todos los elementos de la naturaleza, desde que vivo en Petén y comparto con las comunidades indígenas. Pero la formación que hemos tenido juntas me ha ayudado a profundizar más en esa relación.

El cuidado de la madre tierra visto como el cuidado a la misma vida de las personas y comunidades es un elemento que está muy presente en la cultura Maya Q’eqchi’, como el hecho de ver a la creación viva y sagrada que lleva a las comunidades a una relación tierna y respetuosa con ella. Es propio de la cultura Maya pedir permiso a la madre tierra para habitar en ella, para sembrar, para bañarse en los ríos y pedir perdón por herirla con el arado o por ensuciarla.

Con la relación con otras culturas, estos valores se han ido perdiendo o escondiendo, por el consumismo, las redes sociales, los antivalores del neoliberalismo que han llegado aún a las aldeas más recónditas de nuestro departamento de Petén. Los monocultivos en especial de la palma africana han desalojado a miles de campesinos y han obligado a las comunidades indígenas a vender sus tierras y quedarse con pequeños espacios para sembrar y sobrevivir trabajando extensas horas para las empresas dueñas del cultivo de la palma africana. Empobreciendo cada vez más a las comunidades. Esto es también muy peligroso para la tierra de Petén cuya vocación es forestal, se habla de una creciente desertificación y se pronostica que en 20 años, Petén será un desierto.

Todo esto va en contra de los valores ancestrales de las comunidades Mayas y la reflexión con las mujeres sobre el documento “Laudato Si” ha sido un despertar a lo que está dormido en las propias raíces de las mujeres, hemos visto juntas la unidad entre el documento “Laudato Si” y la cosmovisión Maya. Me ha impactado como las mujeres se identifican con el documento y se expresan motivadas y animadas a rescatar los valores de la cultura que les une a la creación. Las formaciones que hemos tenido con las mujeres están marcadas también por su sentido de lo sagrado, no se puede separar a las personas de la madre tierra que está viva y es sagrada. Las oraciones han sido muy profundas y tiernas. Para las mujeres Mayas Q’eqchi’ todo está unido en la creación y la oración integra todo.

Es un reto para los grupos de mujeres compartir esto con sus familias y comunidades, ellas son conscientes que son las educadoras, las formadoras de la familia, pero los jóvenes están tan inmersos en el mundo del celular, el reguetón y los modelos que impulsan las redes sociales y muchos adultos también. No será una tarea fácil. Yo veo que se trata de solamente despertar esas raíces profundas y hermosas que están dormidas en cada persona y que tenemos una gran oportunidad con los ancianos y ancianas que son los guardianes de la memoria y la cosmovisión Maya.

Me siento tan agradecida de haber podido vivir esta experiencia con las mujeres Maya Q’eqchi’, y su conexión con el espíritu del documento “Laudato Si”. Me siento enriquecida, cuestionada y animada a integrar mi vida desde el sentimiento profundo de que toda vida es sagrada y está habitada por Dios, que somos parte de una unidad y podemos herirla o romperla y eso nos herirá y romperá también a nosotros.


Ana Lucrecia Balcárcel
Religiosas de la Asunción
San Luis, Petén, Guatemala

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