¡Tiempo de paz, tiempo de descanso!
No es la hora del miedo y la soledad.
No es el tiempo de la dispersión.
No es el momento de hacer los caminos en solitario.
No es la época de la uniformidad.
No es el instante de la pregunta sin salida.
No son los días de desesperar.
Es la hora del Espíritu.
Es la hora de la Comunión.
Es el tiempo de la Verdad.
Es la llegada de la Libertad
Es la hora para quienes tienen oído para oír.
Es la hora de quienes tienen corazón de carne y no de piedra.
Es el tiempo de los que adoran en Espíritu y Verdad.
Es el tiempo de los que creen y esperan.
Es el tiempo para hacerse hombre nuevo.
Es ahora cuando todo es posible.
Es ahora cuando el Reino está en marcha.
Es ahora cuando merece la pena no volverse atrás.
Es ahora cuando podemos darnos la mano.
Es ahora cuando su voz grita.
Es ahora cuando los profetas tienen que gritar.
Es ahora cuando los miedosos no tienen nada que hacer.
Es ahora cuando nuestra fuerza es el Señor.
Es ahora cuando el Espíritu del Señor está sobre nosotros.
Es ahora el tiempo del Espíritu.
Es ahora cuando los creyentes pueden proclamar:
“Me ha enviado a proclamar la paz, y la alegría”.