Editorial

EL COMPROMISO SOCIOP0LITICO DE NUESTRA FE EN UN MUNDO CRUCIFICADO

La situación de nuestro mundo es angustiosa. Los conflictos bélicos, la movilidad humana (migraciones y refugiados), los enfrentamientos continuos y los odios en las familias están a la orden del día.

En este panorama la “Justicia y Paz e Integración de la Creación” no puede pasar de largo.

Los conflictos bélicos están en todos los continentes un tanto diferenciados. Por un lado, los conflictos en Europa son bien conocidos: Ucrania, Palestina…. La información sobre ellos es notoria. Sin embargo, los bastantes conflictos en África a penas se conocen. No hay informaciones regulares sobre ellos, salvo en aquellos países donde hay presencia económica de países de Europa y Estados Unidos. Lo mismo pasa en Asia.

Estamos asistiendo a desastres continuos y víctimas numerosas que claman por una humanidad fraternal universal.

Estamos en el siglo XXI con adelantos importantes en muchos campos, sin embargo, nuestra humanidad no ha adelantado en dignidad humana. A este propósito, el Papa Francisco nos dice: “Avanza la tecnología sin pausa, pero ¡qué bonito sería si al crecimiento de las innovaciones científicas y tecnológicas correspondiera también una equidad y una inclusión cada vez mayores!¡Qué bonito sería que a medida que descubrimos nuevos planetas lejanos, volviéramos a descubrir las necesidades del hermano o de la hermana en órbita alrededor de mí!”[1]1

Estamos en una situación tan inhumana que vivimos: Numerosas muertes y desastres que claman al cielo, víctimas inocentes, hambruna muy extendida sobre todo entre la población infantil…

No es posible teorizar de manera abstracta sobre la mejor teoría de la justicia sin atender internacionalmente a los rostros de la injusticia.

Cuando hablamos del compromiso político, en nuestros ambientes, la palabra política suena a algo que no interesa, que se desecha, que no sirve porque lo económico está por encima y crea una fuerte barrera a lo político.  

A este punto, de nuevo el Papa Francisco nos advierte: “¿puede funcionar el mundo sin política? ¿Puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad universal y la paz social sin una buena política?”[2]

Un individuo puede ayudar a una persona necesitada, pero cuando se unen a otros para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en el campo de la más amplia caridad: La caridad política”[3].

“Una vez más convoco a rehabilitar la política que es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”.[4]

Desde esta reflexión sobre la política, nuestro compromiso sociopolítico es realmente muy apremiante: Apoyo, caridad, solidaridad con todas las victimas crucificadas en nuestro mundo, acompañada de la denuncia profética de estas situaciones.

En esta línea, es urgente la revisión de la ONU en su democratización. ¿Cómo es posible que siga habiendo “vetos” de los países más ricos e influyentes? ¿Cómo es posible que una institución como la ONU, que nació para la paz, en estos últimos años pierda cada vez más influencia EN LOS CONFLICTOS? Hace falta una voluntad firme de querer transformar la ONU en un organismo con capacidad de persuasión y decisión, cosa que hoy se ve todavía lejano[5]

                                                                       Ángel Macho, AA


[1] FT 32.

[2] F T 176

[3] F T 176

[4] F T 180

[5] “Hacia un nuevo orden económico internacional más justo” Ángel Macho. – Tesina Máster en DSI. 2014. Pg 61.

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