Hacia una vida religiosa intercongregacional, intercultural e itinerante. Perú, CLAR 2021

Compartiendo apuntes del Congreso de la CLAR  2021

Durante los días 13, 14 y 15 de agosto, nos encontramos a través de la plataforma zoom, con más de  9.000 consagrados y consagradas, para el Congreso Virtual Continental organizado por la  Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR), con el tema: Hacia una vida Religiosa Intercongregacional,  intercultural e itinerante.

En clave Intercongregacional:

Este tema fue desarrollado por padre Luis Gonzálo, Misionero Claretiano, el califica este tiempo como tiempo de Espíritu y nos invita a caminar juntas,  a escuchar al Espíritu Santo porque es tiempo de la complementariedad, del enriquecimiento mutuo.

Entrar en la dinámica de la Intercongregacionalidad no significa que estamos perdiendo nuestro carisma, más bien es la vivencia fuerte de la comunión, consecuencia de la conversión; es la relectura amorosa de nuestro mundo y de nuestra realidad; es avanzar, contemplar y desnudar nuestro carisma y espiritualidad. Es una manera emancipada de vivir, sana, serena sin perder nuestra identidad.  En ese sentido puso en evidencia estas tres palabras: la misa, la mesa y  la misión.

Estas palabras son interconectadas y provoca el compartir, que nos lleva a la intercongregacionalidad, transcongregacional.

Asimismo  descubrimos una llamada a construir la gran comunidad cristiana que quiere ser signo nuevo a esta humanidad que suena fraternidad. “Todas somos hermanas todas estamos  interconectadas”. Como dice el Papa Francisco; tenemos que ir atrás del Cristo no adelante de Él, reconocernos discípulas facilita el diálogo para un proyecto común de misión. Tenemos que romper las márgenes, no con las palabras pero con los hechos “que nuestros gestos hablen Jesús Cristo”.   Porque la necesidad de hoy nos impide tocar, pisar, dejarnos transformar por la profecía para salir del riesgo de conformismo y de comodidad, sin miedo de no ir hacia la realidad porque no comprendemos, es la relectura profética de la realidad que va dar el nacimiento a un nuevo lenguaje común.

La intercongregacionalidad no es un aspecto de la moda, es más bien un signo de nuestra coherencia, una lectura del momento que nos invita a ser misión y para hacerlo tenemos que abandonar este sentirnos protegida, casi siempre alejada de la realidad y muchas veces únicamente ocupada en la autoprotección.  La vida consagrada tiene sed de novedad, la novedad hace parte de su ADN. La Intercongregacionalidad no es huir de la realidad, pero es lanzarnos en una experiencia de la misión inevitable, allí está el Espíritu esperando, está el Espíritu sosteniendo, está Espíritu guiando portando la misión de la vida consagrada en nuestro tiempo.  Desde su consciencia la Intercongregacionalidad es una misión de audacia y de esperanza.

En clave Intercultural: en el segundo día estuvimos en torno a la interculturalidad presentado par la hermana Adriana Milmanda de las misioneras de las siervas del Espíritu Santo.

Mencionaba en su ponencia que la interculturalidad es una emergencia para la vida religiosa de hoy,  para la realidad actual a donde el fenómeno de la migración, del desplazamiento forzado y la búsqueda de una vida mejor, hacen que las personas estén siempre en movimiento  en el mundo.  También la realidad de la  covid 19 ha debilitado el sentido de la interconexión global y fortaleció la separación o criterios que construye barreras entre las personas y desvelo muchas realidades de desigualdades, por eso frente  a estas realidades que nos desafía nos compromete como  vida religiosa a abrir nuevos  horizonte  y ponernos en camino del encuentro  acogiendo el universo que nos trae esa experiencia de encuentro con las diferencias.

En esta misma sintonía  ha destacado que la interculturalidad es una de las clave para la vida religiosa de hoy  porque como  misioneras somos llamadas a encarnarnos en las culturas locales a donde ejercemos la misión, no para hacer cambiar a las personas y colocar nuestra culturas, si no  para hacer camino juntas, de reconocimiento y valorar lo que nos enriquece de la cultura de las otras y también lo que ofrecemos desde nuestras culturas.

Asimismo señalo que vivir esta clave desde nuestras comunidades  nos permite abrirnos a la cultura del encuentro, a reconocer nuestra autenticidad, percibir los valores  y debilidades  de nuestras  propias culturas y  tener una mirada distinta, descubrir lo que  nosotras misma no podíamos ver solas, por eso las diferencias no son amenazas, si no que nos enriquece y nos ayuda a reafirmar nuestra identidad. Somos invitadas como comunidades  recrear una espiritualidad trinitaria sintiéndonos interdependientes sin negar las confrontaciones que pueda causar nuestros puntos ciegos siempre dar un paso más allá y  en entrar en la comunión entro lo diverso, sentir que todas somos hijas de Dios y todas somos invitadas a sentarnos en la mesa de  Jesús.

            También nos invitaba a ayudar a nuestras comunidades a crear  una nueva cultura con los elementos que trae cada una de su propia culturas y lucir con una cultura a donde cada una se sienta  identificada. Contemplamos la vida de Jesús que también  aprendió a abrirse a la cultura distinta a través de los encuentros con lo diferente  que le permitió cambiar su mirada  y salir de su cultura de exclusión y de discriminación para proclamar la universalidad del amor del Padre,  por eso nos desafía también a cruzar en los límites y a arriesgarnos a emprender caminos del encuentro con la certeza de que no hay una cultura mejor o peor, si no, que hay diferentes culturas. Mirar la vida con ojos de la interculturalidad nos ayuda a  salir de nuestro mundo a veces llenos de prejuicios de críticas y de comparaciones para abrirnos a la cultura del encuentro , del dialogo ,de acogida y de respeto mutuo a donde las diferencias se hacen don.

En clave itinerante:

El tercero y último día del congreso, estuvo marcado por la contribución cuestionadora de la hermana Teresa Maya, religiosa mexicana, radicada en EEUU, superiora general de la Congregación de las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado. En su ponencia, destacó cinco pontos para reflexión:

  1. Itinerancia como condición humana

Mirando  la familia de Nazaret  que vivió esa realidad, nos damos cuenta de que la movilidad humana es parte de la historia, de nuestra historia, en este sentido, destacó  el acompañamiento de religiosos y religiosas del continente en el ámbito de la movilidad humana, por lo que “no somos diferentes a nuestras hermanas y hermanos en movimiento por tantas y tan variadas causas: somos su familia”.

Asimismo, cuestionaba la vida Religiosa o no hablar en lo abstracto, es necesario que se note nuestra actitud frente a movilidad humana, porque la migración  reclama nuestra presencia, nuestra conciencia, y nuestra opción. ¿Ese movimiento ha cambiado nuestra pastoral? que niveles de xenofobia y discriminaciones encontramos en nuestras comunidades?

  • Itinerancia como opción:

La itinerancia en clave Evangélica, es opción. El camino, es la marca de la vida de Jesús, es su misión, Jesús movía para acercarse,  caminar con El, implica ir hacia la gente, acercarse de las periferias (existenciales y sociales), acoger vulnerabilidades y seguir adelante aun con la incertidumbre.

En el relato del camino de Emaús, contemplamos Jesús que sabe alcanzar, escuchar y compartir con las personas, en este sentido, la itinerancia es una opción de fe, para seguir en movimiento  cada una en su ritmo en el caos del mundo hoy.

En definitiva, Jesús nos ofrece una versión de Dios peregrino junto a las personas que van por el camino, así como están, donde están. La peregrinación podría ser el icono de la itinerancia, cuando peregrinamos somas más.

  • Itinerancia como encuentro:

El ENCUENTRO es el punto intencional, convencido y audaz de la itinerancia, es la meta. La itinerancia culmina en una llegada, una mesa, un encuentro. El encuentro que sabe alcanzar, escuchar y compartir, hace posible el dialogo donde sucede conversaciones que cuestionan y provoca cambios.

El encuentro con las otras, alimenta nuestra mística. ¿Nuestras casas están dispuestas a acoger, o somos muy complicadas para mover nuestras estructuras?

  • La itinerancia como metanoia:

El encuentro de Jesús con la  mujer sirofenicia, es una bonita imagen de esa transformación, que todas  necesitamos.

La itinerancia tanto mental, como física, necesita ser mirada de una cierta distancia, para ver mejor nuestras debilidades y percibir nuestra ausencia en tantos temas sociales, bien como nuestra complicidad silenciosa en procesos sistémicos de injusticias y racismos.

Por veces no es posible la itinerancia física, por la edad, condición de salud…etc., pero es necesario ponerse siempre en actitud de una itinerancia como transformación, conversión. 

  • La itinerancia como entrega:

Una vida con sentido Pascual, es la itinerancia en clave de seguimiento de  Jesús. En este sentido, somos invitadas, a recuperar la dimensión itinerante de nuestras orígenes, porque la itinerancia vivida desde la espiritualidad, no lastima, no mata las raíces, nos enriquece, nos hace plantear preguntas y  encontrar respuestas para el tiempo de hoy.  Es una opción personal y comunitaria, cada una en su ritmo, pero todas en movimiento.

El Congreso fue concluido el día 15 de agosto en la fiesta de la Asunción, y la liturgia nos recordaba que María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, como ella estamos convocadas a abrir horizontes de nueva relacionalidad: Intercongregacionalidad, interculturalidad  e itinerancia.

Marie Claire Muika, Ruth Bunani e Hildete Carvalho

Hermanitas de la Asunción

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